miércoles, 3 de diciembre de 2008

23N, formato mini

Se ganaron y se perdieron espacios de bando y bando. En algunos lugares la masa demostró que es más inteligente de lo que los líderes políticos creen y en otros dejó en evidencia que entre esos líderes hay mucho estúpido.

Eso, en pocas palabras y sin mayor aspaviento retórico.

En todo caso, esto de ahora sirve también para vislumbrar cómo será la cosa el día –si es que llega- que el de Sabaneta deba entregar Miraflores: el ejemplo que Diosdado dio.

No habrá, claro que no, nada ni remotamente parecido a la actitud gallarda del viejito McCain: ese bicho derechista, conservador, engendro del mal y todo lo que quieran, que aceptó su derrota como un caballero y dio su mejor discurso la noche en que supo que había perdido.

Me pregunto si los intelectuales del chavismo se preguntarán por qué tanto caos en la entrega de Miranda o si elaborarán ensayos referidos al cerco a pan y agua al que someten al nuevo Alcalde Mayor que eligieron los caraqueños. O sobre las ansias de seguir atornillado que exuda el comandante que anda en campaña navideña. ¿Con qué se come eso? Esas son las explicaciones que quisiera leer de esos militantes ilustrados.

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